jueves, 7 de octubre de 2010

Sugerencias para Rituales: Limpieza

Los rituales de limpieza psíquica pueden realizarse en forma regular como "mantenimiento", o sólo cuando sean necesarios. Es aconsejable el realizarlos en ambientes que tiendan a causar cualquier tipo de irregularidad o malestar, pesadillas, enojo, depresión, etc. También si en el lugar por cualquier motivo hay tensiones constantes, personas con depresión clínica, y en general cualquier circunstancia que tienda a "cargar" el ambiente.

Para realizar el ritual necesitaremos:
  • una vela, preferiblemente blanca
  • incienso de limpieza(*)
  • mortero, o bols para mezclar incienso
  • incensario y carbón (puede reemplazarse por un bols con una capa de sal o arena para aislar el calor)
  • un bols con agua y otro con sal, preferiblemente marina
(*)podemos usar la mezcla de incienso de limpieza que más nos guste, una pensada específicamente para la ocasión, o si no, la siguiente:
una parte de incienso
una parte de mirra
una parte de bayas de enebro
una parte de muérdago
una parte de salvia (puede reemplazarse por ruda)
una parte de lavanda
una pizca de Sangre de Dragón (puede reemplazarse por aceite esencial, o chili en polvo)

Mezclamos en el mortero, cantidad suficiente para sahumar el ambiente que queremos limpiar, o toda la casa. Es fundamental además que el ambiente este LIMPIO Y ORDENADO. De nada vale una limpieza psíquica si no está acompañada de cuidado en el plano físico. Cuando estamos listos para comenzar, prendemos la vela y nos relajamos lentamente, visualizando cómo toda la energía negativa sale de nuestro cuerpo con cada expiración. Es importante que una vez que nos hayamos terminado de "limpiar" internamente, visualicemos cómo toda ésta energía negativa se quema y desaparece.

Bendecimos el agua, la sal, y el incienso. Prendemos el carbon, ponemos a quemar parte del incienso, y echamos una pizca de sal en el agua. Comenzaremos luego a recorrer las esquinas de la habitación (o los cuartos de la casa) con el incensario, deteniéndonos en cada rincón y "soplando" el humo del incensario, visualizando como se va expandiendo una luminosidad que empieza a envolver la casa. Debemos detenernos también en cada puerta y ventana, haciendo lo mismo. Mientras tanto, vamos recitando lo siguiente:
Bendigo ésta (puerta, habitación, casa) por el poder de los Antiguos Dioses,
Que aquí se hagan presentes y bendigan a su(s) hijo(s).

Una vez que hayamos terminado con el incienso, tomamos el cuenco con agua y sal y procedemos a asperjar en la misma forma cada rincón. Si queremos, podemos trazar un pentáculo sobre cada puerta y ventana.

El último paso es volver hacia el altar, o el espacio en el que hayamos comenzado, y sentarnos nuevamente. Tenemos que visualizar la casa o habitación envuelta en luz radiante, y revisar mentalmente si queda algún espacio oscuro o en donde haya quedado algo de negatividad. Dejamos que la vela se consuma hasta el final, y cuando lo haya hecho, podemos enterrar los restos junto con el residuo del incienso.

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